Dr. Strange y la versión moderna de la "Leyenda de la Llorona".
Doctor Strange en el Multiverso de la Confusión
Disney ya no está apostando por el asombro o la magia
heroica que alguna vez nos voló la cabeza. En lugar de eso, está sembrando
contenido para amarrarte a su negocio más rentable: Disney+. La vieja fórmula de
contar historias con identidad propia se quedó en el pasado; hoy todo gira en
torno a mantenerte suscrito a su plataforma, y Doctor Strange en el Multiverso
de la Locura es la prueba de eso.
Para entender esta película —y no perderte en el caos— tienes que haber visto:
Todo esto, para que al final te premien con un argumento tasajeado, una villana caprichosa y un protagonista que parece más un espectador de su propia película que el hechicero supremo.
Lo que aquí se nos vende como un “multiverso de la locura”
es en realidad un desfile de cameos para que digas “¡ah mira, ése!” y te
emociones cinco segundos antes de que lo destruyan sin pena ni gloria. Es como
si Marvel te hiciera un Rick and Morty, pero sin la inteligencia ni la
irreverencia.
El guion se sostiene gracias a un recurso milagroso: los poderes del guionista. Una niña que no sabe usar su poder, una bruja dolida que un día quiere destruirlo todo y al siguiente se redime porque sí, y un Doctor Strange convertido en pasador de balón para que otros anoten. Todo esto mientras viajamos por dimensiones que duran segundos, llenas de efectos para epilépticos y escenas sin lógica narrativa.
Y sí, la película parece dirigida más por el ego de Sam
Raimi que por una idea clara de qué quería Marvel contar. Zombies, planos
retorcidos, guiños a su pasado, y mucho “yo hago lo que quiero porque soy Sam
Raimi”. Genial para su portafolio, no tanto para los que esperábamos una
evolución real del personaje.
Villanos sin garra, cameos sin alma
¿Dónde está Shuma Gorath, el ser interdimensional con peso
mitológico? Pues Disney decidió que eso era mucho riesgo... así que nos dio a
Gargantos, una criatura torpe y olvidable. No representa una amenaza real y es
derrotado con más facilidad que un Minion deshidratado.
Los Illuminati aparecen solo para que aplaudas como foca, los aniquilen y no vuelvas a saber de ellos. ¿Desarrollo? ¿Importancia? ¿Coherencia? Nada. Solo publicidad para lo que viene, porque Marvel ya no cuenta historias: muestra trailers disfrazados de películas.
Lo que pudo ser... y no fue
Esperábamos un Doctor Strange místico, profundo, al borde de
convertirse en el verdadero Supremo, que se ganara su lugar salvando el día con
sabiduría y poder. Lo que tuvimos fue una historia donde lo importante no es Strange,
sino Wanda, el multiverso, el futuro de Disney+ y cómo todo se acomoda para lo
que viene después.
El misticismo quedó en YouTube. El entretenimiento puro también. Lo que nos queda es una experiencia plástica, ruidosa y a ratos entretenida… si bajas tus expectativas y te dejas llevar por los efectos.
SÍNTESIS FINAL:
Contraten Disney+. Ya ni lo disimulan.
LO BUENO:
Efectos especiales.
Algunos personajes nuevos.
Simbología Marvel.
Cumple con entretener… a ratos.
LO MALO:
Confusa.
Guion sin continuidad.
Personajes nuevos que desaparecen sin desarrollo.
Cameos desperdiciados.
Poco multiverso y casi nada de locura.
Ignoran el guion original.
Ego del director inflado.
Escenas postcréditos innecesariamente largas.
CALIFICACIÓN: ★★☆☆☆ (2 estrellas)
Recomendación:
Ve a verla en una
sala grande, bien atrás, en 3D con sonido envolvente. Lleva palomitas,
refresco y cero expectativas. No lleves niños. En casa, ideal para verla en una
noche larga sin pensar demasiado.
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